martes, 5 de octubre de 2010

Boda india








Como muchos de vosotros ya sabéis… ¡fui a una boda india! Fue justo al volver de Bombay y la verdad que fue toda una experiencia… Nunca me hubiera imaginado poder ir a una en esos siete meses…Pero tuvimos la suerte de que el amigo de un amigo nos invitó.

La boda empezó a las 8 de la mañana.... Sí, lo sé, ¿quién se casa a esa hora? Yo al principio pensé que estaban de coña, pero no, a esa hora fue… Lo gracioso del caso no era que empezase tan pronto, sino que se tardaba como una hora y pico en llegar y había que ponerse el dichoso saree, que no es precisamente fácil. Pues nada, nos levantamos a eso de las 5 y manos a la obra. Yo no hacía más que pensar que a esas horas era imposible tener buena cara. Me quedé dormida en el coche y llegué con unas ojeras enormes y el saree todo arrugado (es difícil sentarse con toda esa cantidad de tela)

Pero bueno, finalmente llegamos y mereció la pena…

El sitio era precioso. Una especie de recinto con diferentes partes. Un estanque, templos, un salón-comedor, casitas pequeñas donde se vestían los novios, y mucho jardín. Lo primero que hicimos fue ir a ver al novio a una de las casas. Allí una de sus hermanas le ayudaba a vestirse y prepararse. Le echaron un montón de cremas e historias. El traje consistía en una especie de falda blanca-crema con una greca dorada abajo y una banda en el pecho. El resto iba al descubierto. La novia, por su parte, llevaba un saree en los mismo tonos que el novio (era la misma tela creo).

Lo primero que se hacía nada más llegar era pasar al comedor y desayunar. Pero no es como las bodas en España que todo el mundo se sienta al mismo tiempo. No, aquí según ibas llegando te servían. Eran mesas alargadas que tenían hojas de plátano como plato. En cuando te sentabas unos 8 o 9 camareros te empezaban a echar cosas en la hoja todos en fila: arroz (para variar), mil salsas, café y algún dulce. Cuando terminamos nos fuimos cerca del estanque. A eso de las diez y media empezó la ceremonia. Al principio los novios estaban sentados en un banco y justo enfrente de ellos el que “oficia” la ceremonia. Éste empezó a “recitar” cantidad de cosas en voz alta al tiempo que echaba en un cuenco algunas flores y demás objetos mientras se quemaban. Cuando eso terminó, los novios se cambiaron de sitio, esta vez se sentaron debajo de una especie de templito. En esta ocasión no sólo había una persona recitando en alto sino dos. En esta parte de la boda se dedicaron a ponerles a los novios guirnaldas y guiñarlas de flores sobre sus cuellos, al tiempo que seguían echando hojas y más cosas en el cuenco y las quemaban. Todos estos rituales, que al parecen eran tres ritos hindús distintos, fueron acompañados por música.

Al terminar todo esto los novios se arrodillaron ante familiares, creo, como gesto de agradecimiento. En ese momento se empezaron a hacer fotos con la familia de ella, de él, amigos, hermanos, etc.. Como en España vamos.

A eso de las 12 y pico fue la comida. Y fue exactamente igual que el desayuno. Nos dirigimos al mismo comedor, nos pusieron la hoja de plátano y los camareros empezaron a sacar el arroz, las salsas etc. Yo tenía un empacho de arroz que no os imagináis. El dulce era distinto, pero vamos, que monotonía de menú…

Cuando terminamos de comer estuvimos charlando en el jardín etc. Algunos de mis amigos indios me comentaron que ellos nunca habían asistido a una boda como esa tampoco. Antes de irnos nos regalaron un coco dentro de una bolsa (a modo de regalito de boda, pero en vez de un perfume, un puro y esas cosas… ¡un coco!). Y es que lo del coco tiene su explicación… y es que al parecer cuando rompes un coco es señal de que empiezas una nueva etapa o algo así. Yo sigo teniendo el coco aquí en casa un poco muerto de risa ;)

Y esa fue la ceremonia… la fiesta vino al día siguiente. La pareja había reservado a cinco horas de Bangalore una especie de parador en lo alto de una montaña (era de un amigo de ellos, creo). Eran cabañitas pequeñas de dos camas con baño, y luego aparte había una zona-comedor y mil casitas más. Nosotros llegamos el sábado por la noche muy tarde, por eso de que curramos todos los findes, y nos fuimos el domingo muy pronto por la mañana. Pero mereció la pena la paliza, estuvimos allí cenando, charlando, bailando (una de las amigas era Dj y llevaron mesa de mezclas y de todo) y nos reímos un montón.

Desde la boda he vuelto a ver a los novios alguna vez de fiesta por ahí y ahora hablamos más que antes jeje. Pero creo que dentro de poco se van a Dubái porque trabajan allí.

La verdad es que ha sido genial poder haber ido a una boda india. Desde luego se lo agradecí muchísimo. Probablemente haya sido la única vez en mi vida en una boda en la India, llevando saree y comiendo en un banquete con la mano, pero… no todo el mundo puede decir yo fui a una boda hindú.