martes, 20 de julio de 2010

De templo en templo . . .Malleshwaram





Creo que ya es hora de que me ponga al día con esto. Las últimas semanas han sido un caos tanto de trabajo como de planes así que no he tenido prácticamente tiempo. Cuando llegué a Bangalore apenas tenía cosas que hacer en el Instituto, pasabas las mañanas mirando al techo y luchando contra decenas de mosquitos. Ahora no solo preparo clases sino que traduzco. Y que manera de traducir... este último fin de semana nos han explotado. No sólo no tuvimos día libre el viernes, sino que tuvimos que traducir un montón después de las clases del sábado y el domingo para enviar ayer lunes una traducción a Dehli. Un cansancio tremendo sumado a la continua lucha con Internet en este país. Ya no me acuerdo ni lo último que escribí acerca de este tema... lo único que puedo añadir es que seguimos igual. Lo hemos contratado hace tres semanas y no se a que esperan para venir a instalarlo. Todos los días hay un problema nuevo o pasan de nosotras y yo ya estoy agotada... Lo último que sabemos es que vinieron ayer cuando no estábamos y por eso se supone que vienen hoy otra vez... Yo hasta que no lo vea no me lo creo.

Bueno, vamos a volver unas semanas atrás porque tengo muchas cosas que contar. El orden ya no se ni cual es pero bueno, no importa.

Hemos seguido conociendo la ciudad. El barrio en esta ocasión se llama Malleshwaram. La idea de ir allí fue de Manisha, había ido con un amigo suyo hace tiempo a comer a un restaurante vegetariano, al parecer famoso, y después de pasar toda la mañana en Commercial St. y de comprarnos nuestro primer Saree (queremos hacer una fiesta en la que todo el mundo venga vestido con trajes típicos) decidimos ir allí. El sitio era muy chulo, tenía varias partes y podías ver como hacían la comida, lo que se agradece bastante jeje, y más si está todo limpio, lo que no suele ser muy habitual...

Después de la comida pateamos un poco la zona. Era una avenida amplia con muchos puestos en la calle, y después de mirar uno por uno llegamos a nuestro destino: templos, templos y más templos. Nunca antes habíamos visitado uno y mira que es fácil. Sólo de camino al instituto hay dos o tres pero siempre vamos con prisas y entre que te quitas los zapatos y todo el rollo pues nunca hay tiempo. Entramos en tres, pero en el que pasamos más tiempo fue en Nandi Temple. Estaba rodeado de jardines, con los correspondientes colores que caracterizan a la India. Finalmente entramos dentro y nos encontramos con una especie de estanque lleno de tortugas. A su alrededor había como “gradas” para sentarse, y justo en frente estaba el altar (no se si se llama así) con el dios. A su lado una persona a la que llaman Pandit que se encarga de hacer las oraciones. Estuvimos un rato allí sentados, y después de que Manisha preguntara si podíamos hacer nosotras una oración también (por el hecho de no ser de esa religión), la hicimos. Nos pusimos delante del Pandit,y empezó a soltar una retahíla de cosas en hindi o kannada (el idioma de esta región). Luego tuvimos que tocar unas hiervas y pasar la mano por un fuego. Para terminar nos mojamos la cabeza con agua y bebimos de una fuente, supuestamente con agua pura. A este ritual se le llama Pooja o Aarti.

Cuando salimos de este templo cruzamos al de enfrente. Y ¿para qué ponerse los zapatos? Si total está al lado :). (Nunca tuve los pies más negros que en esta ciudad, y mira que hago para no tenerlos así...). En este segundo templo también recibimos una bendición. En este caso los hombres y las mujeres lo hacían por separado. Nos pusimos en una cola, y cuando llego nuestro turno un hombre nos puso una especie de pulsera de varias vueltas en la muñeca con una flor debajo. Una vez atada hicimos un gesto en señal de rezo (que por supuesto copiamos al resto) parecido a cuando te santiguas en misa. Además yo me puse también el puntito en la frente (se llama tikka cuando es una bendición). Las mujeres que están casadas suelen llevar ese puntito en rojo, y se llama bindi. También lo llevan a modo de “complemento”, que haga juego o quede bien con sus sarees. Es como una tradición que las mujeres que están casadas lleven signos que así lo demuestren, como el puntito o anillos en los dedos de los pies. Los hombres por el contrario no tienen que llevar nada.

Y así termino nuestro primer día religioso en la India. Estoy segura de que no será el último.