Ahora sí que sí esto llega a su fin y toca hacer una reflexión sobre los últimos 7 meses en la otra parte del mundo. Tengo que reconocer que estuve a punto de rechazar la beca por miedo a la distancia que hay entre mi casa y la India, por miedo al tiempo que tenia que estar fuera sin poder ir y venir cuando yo quisiera, por miedo a sentirme sola... ahora solo puedo decir que es lo mejor que he podido hacer y que a quien tengo que dar las gracias por animarme a ir es a mis padres. Sé que sin un empujoncito no me hubiese atrevido y puede que haya sido unas de las mejores experiencias de mi vida. Recuerdo la primera semana, me sentía desubicada, sola, no me atrevía a cruzar la calle y solo pensaba en volver... Me sentaba en las escaleras de mi calle y llamaba a mi madre llorando.. Tenía que darme más tiempo.
El tiempo fue pasando y empecé a conocer a gente de todas las culturas y partes del mundo. Gente con la que no hubiese tenido contacto nunca si no me hubiese ido. Comencé a hacer mi vida en un país totalmente diferente, a comprar frutas y verduras mientras una rana saltaba entre mis pies y a ver normal las vacas por la calle. Aprendí a valorar la suerte que supone nacer en un país o en otro, a convivir con gente tan diferente a mi...
Nunca pensé que lo fuera a echar de menos, fueron muchos momentos de echar de menos muchas cosas, pero ahora que he vuelto y ha pasado el tiempo lo sé. La India es un país caótico, pero algo tiene que hace que la gente se quiera quedar. En mi caso no fue así aunque sí tengo claro que volveré algún día para poder viajar y ver todo aquello que no pude.
Echaré de menos y recordaré siempre Victoria Layout, esa casa desastrosa llena de bichos pero que tanto me hizo reír: la lavadora maldita que inundaba el suelo, el filtro para beber agua, el sonido de los pájaros al despertarse, el altavoz de la mezquita llamando a la oración, las lagartijas del baño, los after-parties... pero sobre todo a Poupoute, Gloria y Manisha, mis compis de piso y ahora amigas. En realidad siempre fuimos muchos más en ese piso, así que echaré de menos gente durmiendo por los huecos de la casa y los couch surfings de Manisha.
El instituto, donde tan nerviosa me he puesto y tanto me he desesperado, pero al que gracias he aumentado un poco la confianza en mi misma y he valorado que puedo hacer las cosas bien.
Al chico del café y del chai a media mañana, llegando en su bici con los termos colgando. Los puestos de fruta por la calle y la piña que tantos días me ha salvado de morir de hambre o del dichoso arroz a todas horas. Las calles, los rickshaws, los colores, los agujeros y suciedad. El ir al supermercado y no saber que comprar. Las fiestas en el hotel, los viajes, las largas distancias. Pero sobre todo la gente que he conocido( Poupoute, Gloria, Manisha, Javi, Joy, Belén, Ashwini, Rodik, Kosta, Katy, Andi...y tantos otros...), las historias que me han contado y las cosas que he aprendido.
Va a ser una experiencia difícil de igualar. Me alegro de haber podido terminar este blog y de que quedé por escrito todo lo que he vivido allí. Leerlo dentro de unos años y recordar un país como la India estoy segura que solo me traerá buenos recuerdos.
Ahora solo queda despedirme y dar las gracias a todos los que me habéis leído. Y gracias también por la despedida en Bangalore, por estar conmigo hasta que me subí al avión de vuelta y por no querer que me fuera.
¡Hasta el próximo viaje!