Aquí estoy otra vez para contaros mi último viaje, hasta el momento el mejor ya que lo hice con Adri y Paula que vinieron a verme. Ellas estuvieron viajando por el norte durante dos semanas y ya la tercera nos encontramos en Kochi, en Kerala.
Era la segunda vez que viajaba a este estado de la India pero esta vez con destinos diferentes. Nuestra idea era pasar los tres primeros días allí y luego coger un tren nocturno hacia Goa. Así que eso hicimos. Ellas llegaron unas horas antes que yo así que cuando yo aterricé ya estaban esperándome con los brazos abiertos :). La primera noche dormimos en Fort Kochi, una de las islas que compone Kochi. Alquilamos una habitación para las tres en una Guest House de la que jamás podré olvidar el olor. Adri ya me lo había avisado por mensaje antes de que yo llegara, (Cova huele a perro tanto que no se puede ni entrar ;)) pero es que todo lo que me había dicho era poco. ¡Por Dios que olor! La señora que regentaba la casa vivía sola. Su marido trabaja en Dubai, creo, y tenía tres hijos repartidos por el mundo. Así que su única compañía era su oloroso y gran perro. Pero bueno, tengo que decir que la habitación estaba limpia y estuvimos muy bien las tres juntas.
La primera mañana en Fort Kochi la dedicamos a callejear. Después de un gran desayuno en lo alto de una casa empezamos nuestro viaje. Con la guía en la mano nos dispusimos a buscar un par de iglesias. En el sur de la India es donde más católicos hay y si que se pueden ver iglesias parecidas a las nuestras. Si que es verdad que son algo más coloridas y existen algunas ramas del catolicismo que no son muy iguales pero de eso nos dimos cuenta más adelante cuando una monja nos intento contar (en un inglés imposible) la historia de un tío al que “adoraban”.
Después de la visita religiosa fuimos a las redes de pesca chinas.
Esta forma de pesca se basa en un sistema de contrapesos. Se sumerge una red gigante en el agua con unos lastres. Después 3 o 4 personas tiran de la red hacia arriba.
A lo largo de todo este paseo pudimos ver muchísimos puestos donde comprar pescado. Ya la noche anterior lo habíamos cenado, pero ya solo con la idea de poder comerlo toda esa semana yo estaba emocionada.
Poco a poco fuimos caminando y viendo las callejuelas. Era una zona muy peatonal y me gustó mucho. Siempre se agradecé salir del ruido de la ciudad. Estuvimos sentadas en el balcón de un pequeño café desde donde se podía ver toda la calle.
Por la tarde estuvimos en una sinagoga, y allí nos encontramos con dos catalanes que Adri y Paula habían visto antes en el norte. Tras una hora de chachara decidimos volver al hotel,coger las mochillas e irnos a Alleppey.
Alleppey es otros de los lugares más conocidos de Kerala. Es famosos por los backwaters, barcos-casa que se alquilan para pasar uno o varios días.
Llegamos a última hora de la tarde. Ya teníamos el “hotel” reservado así que fuimos a tiro hecho. Y lo pongo entre comillas porque aquello era una especie de comuna en la que no se sabia ni quien trabajaba allí. Eran pequeñas cabañas dispuestas alrededor de una casa donde andaba todo el mundo pululando. Dejamos nuestras cosas y nos pusimos a negociar con un tío rarísimo (al que denominamos “el oscuro”) el barco del día siguiente. Finalmente decidimos no asegurar nada hasta verlo la mañana siguiente.
Esa noche tuvimos nuestro primer problemilla cuando mi querida amiga Adriana se cayó por una alcantarilla en mitad de la calle. Estaba muy oscuro y no vimos el agujero de la acera. Al principio nos asustamos mucho, ya que sólo se veía su cabecilla, pero de repente salieron 10 personas de la nada ( la calle estaba vacía) que nos ayudaron a sacarla. Volvimos de inmediato a la cabaña para que se quitara toda la mierdecilla de encima ;)
Por la mañana pronto fuimos a ver el barco. El tío, como es común aquí, no nos había dicho toda la verdad, aunque bueno, al final nos salió bien la jugada. Nosotras habíamos pedido un barco pequeño ( de 2 personas) pero resulta que se lo había dado a otros. Finalmente cogimos un barco de 4 por el precio del de dos. La única diferencia es que éste tenía dos habitaciones (osea 4 camas) y el otro dos. Así que nada, después de desayunar y de que comprar unas banana chips ( patatas como de platano típicas de Kerala) iniciamos nuestra pequeña travesía.
Alleppey es una “ciudad” llena de canales y puentes. (GUIA). Desde el barco pudimos ver lo diferente que era la vida allí. Niños yendo al colegio en barco (eso si con uniforme), gente vendiendo pescado a las orillas del río, gente recogiendo arroz en inmensos arrozales... Fueron 24 horas de relax viendo una cultura totalmente distinta. En nuestro barco iban también el conductor y el cocinero. Fueron muy majos con nosotras y nos trataron como reinas ;). Nos prepararon la comida, cena y desayuno, y aunque no todo era a lo que estamos acostumbradas, puede decirse que comimos muy bien ( sobre todo la especie de potaje de por la mañana ¿verdad niñas?). Eso sí, tomamos un chai riquísimo.
A media tarde pudimos darnos un chapuzón en mitad de uno de los canales. Al principio no estábamos muy convencidas con eso de bañarnos en un agua en el que ni siquiera se veía el fondo, pero luego nos dio un poco igual y ¡al agua patos! Pronto se hizo de noche y nos dedicamos a charlar hasta que nos acostamos.
El tercer día del viaje fue un poco movidillo. Dejamos el barco a las 9 y pico de la mañana y fuimos a buscar un autobús que nos llevara a Ernakulam ( otra de las islas que forma Kochi). Esa noche cogíamos un tren hacia Goa así que decidimos visitar esa isla. Tras una hora y media de viaje y después de dejar las mochilas en la estación cogimos un rickshaw que nos llevó a la zona marítima de la ciudad. Estábamos cansadas y hacía muchísimo calor.... así que decidimos sentarnos en una cafetería a tomar algo fresquito porque sino el sol iba a acabar con nosotras.
Con las pilas recargadas pateamos el centro de la ciudad. Fuimos a un mercado de frutas y verduras que creo que, hasta el momento, es uno de los que más me ha gustado. Tenía muchísimo colorido.
Rápidamente nos dimos cuenta de que la ciudad no tenía mucho que ver y que era tan sucia para caminar como el resto de India. A última hora de la tarde, y tras llenar la mochila de comida para las 14 horas de tren, volvimos al paseo marítimo a ver el atardecer. No recuerdo haber visto un sol tan rojo-anaranjado en los 6 meses que llevo aquí...
A las 20.00 finalmente salió el tren con destino la PLAYA!!Fue un viaje bastante largo, con ratón por el suelo incluido, pero la verdad es que yo al menos pude dormir...
Llegamos al sur de Goa el cuarto día. El sitio en cuestión se llamaba Palolem y nos habían comentado que era una de las playas más bonitas del estado más pequeño de India. Nos fuimos directamente a la playa con nuestras mochilas a buscar una cabaña para dormir. Tras ver unas cuantas nos decantamos por una. Teníamos unas ganas locas de bañarnos así que eso hicimos.
Palolem es una gran cala de arena blanca rodeada por palmeras. Tiene el tamaño perfecto para pasear y poder encontrar un sitio más tranquilo en el que tumbarte sin que nadie te moleste... Eso es lo que hicimos nosotras. Nos fuimos al final de la playa y allí nos instalamos entre rocas ( vale que nuestra intención también era poner a secar todas nuestra ropa mojada ;)). Aquello parecía supervivientes...Era una playa paradisíaca.
Por la tarde dimos un paseo hasta el otro lado de la playa, donde Paula descubrió otra zona de cabañas alrededor de una montaña. Desde allí se veía toda la playa e incluso había gente haciendo yoga. Una vez más pudimos ver uno de esos atardeceres que no se olvidan...
De camino a nuestra cabaña nos paramos en un bar super chulo de la playa. Buena música y ambiente para seguir descansado ;). Por la noche salimos a cenar y a ver la calle principal cerca de la playa. Estaba llena de restaurantes y tiendas de ropa y joyas. Había muchos turistas pero no era agobiante. Dicen que Palolem se caracteriza por eso... mucha gente, muchos mochileros pero el ambiente es muy calmado. No es precisamente un sitio de fiesta.
El segundo día también lo pasamos en Palolem. El único problemilla fue que nos levantamos y estaba lloviendo. Estuvimos en la playa a ratos y, aunque estaba nublado, alguna que otra se achicharró. Por la tarde estuvimos comprando regalillos y ya por la noche nos cogimos un taxi que nos llevo a la siguiente parada en Goa, Baga.
Yo ya había estado aquí antes así que todo fue un poco más rápido. Ese día nuestro único objetivo era salir sin parar. Llegamos, nos duchamos, cenamos y nos fuimos a un bar. Había muchísima gente, dicen que para salir en Goa es el mejor sitio, y se notaba que había muchos más turistas que hace mes y medio. Esa noche conocimos a un grupo de ingleses. Algunos de ellos habían estado viviendo en Madrid y hablaban perfectamente español. Estuvimos bailando toda la noche y terminamos en la playa a las 6 de la mañana. Al final la policía nos echo.
El tercer día en Baga fue un poco “de vagos”. Estaba lloviendo y estábamos reventadas de la noche anterior. Nos levantamos tarde y fuimos a comer a la playa. Por la tarde Adri y Paula dieron un paseo pero yo me dediqué a dormir ;). Ya por la noche fuimos a cenar a un restaurante que me habían recomendado, en la playa también. Volvimos a quedar con el grupo de ingleses y estuvimos charlando un buen rato.
El cuarto y casi último día decidimos ir al norte de Goa. Alquilamos un par de motos y nos pusimos rumbo a Arambol. Era la segunda vez que conducía una moto por la India pero no se me había olvidado la sensación. Todo tan verde y con esa sensación de amplitud... Disfruté mucho.
La playa de Arambol me pareció más bonita que Baga pero menos que Palolem. Otra vez pudimos ver el rollito mochillero-hippy y la tranquilidad que reinaba en la playa. No era el mejor día del verano ni mucho menos, estaba nubladillo, pero estuvimos igual de bien...Antes de que anocheciera cogimos las motos otra vez y volvimos a Baga. Era nuestra última cena :(
La mañana del último día la pasamos en Panjim, capital de Goa y antigua colonia portuguesa. Llegamos pronto por la mañana y con mochila a cuestas nos pusimos a patear la ciudad. La verdad es que no dio tiempo a ver mucho, yo tenia que coger el avión, y estábamos ya cansadas. De lo que si pudimos darnos cuenta es de la influencia portuguesa en la ciudad: el nombre de las calles, de los sitios...También fuimos a un mercado de pescado.
A medio día cogí un taxi y me despedí de ellas... Fueron 8 días perfectos que no se me van a olvidar nunca: las tres en la India.